Tandil 2023
Tandil 2023
Muchas veces las personas no le encontramos sentido a lo que nos pasa. La semana pasada me preguntaron qué es la vida para mi, y no pude responder sin divagar (bastante). Los últimos 3 días me sirvieron para pulir esa definición, reflexionando sobre lo que nos (me) pasa.
La vida puede ser muchas cosas, pero para mi es movimiento. Nos movemos constantemente, somos maleables, cambiantes, inestables. Absolutamente nada de lo que tenemos al rededor está estático: todo se transforma. Las piedras caen, el cielo se desmorona, la tierra se ablanda, las flores nacen, los pájaros emigran, el planeta gira, las personas sonríen, lloran, se enojan, corren. Entonces… ¿por qué buscamos algo cercano al concepto de estabilidad? Quizá, la verdadera búsqueda sea la paz.
El miércoles 24 de mayo nos fuimos a Tandil con Santi, Joaco y Coco. A 5 horas de CABA, nos esperaba Tade con los brazos abiertos para hospedarnos en su departamento cercano a una sierra increíble. Salimos en un micro desde Retiro a eso de las 6:15 PM, y desde el momento 0 supe que estaba en el lugar correcto.
Esa sensación es increíble, más aún tras la semana movida que tuve (donde estuve realmente pasada de rosca)… de repente estás donde tenes que estar, sentada al lado de una de las personas que más quiero en el planeta, atrás de dos amigos que hacen que la vida (de ahora en más, movimiento) tenga aún más sentido. Todo lo que pase iba a tener tintes optimistas, el viaje se hizo más largo, y dio lugar a conversaciones que nos hacen vernos en el otro.
En el trayecto, Santi me contó que está leyendo El Banquete de Platón, un texto increíble que leí hace unos años y plantea esto de los tipos de amor.
- Eros: es el amor romántico, asociado al deseo, más superficial si queres…
- Philia: es la amistad y ese afecto fraternal. Es un amor basado en la afinidad, el respeto mutuo y la reciprocidad. Platón consideraba que la amistad auténtica era una forma de amor superior a Eros, y yo coincido.
Algunas horas más tarde, llegamos a Tandil. En la terminal estaba Tade con su novia, Julia, esperándonos. De camino, los chicos comieron unos panchos y llegamos a lo de Tade algo tarde para comer pizza y dormir. La noche estaba calmada, fría, silenciosa. Esa fue mi primer impresión del lugar.
Al otro día, el 25 de Mayo, me desperté algo temprano, no dormí demasiado. Intenté no hacer ruido: estábamos todos durmiendo en la habitación de Tade con colchones en el piso. Creo que es lindo valorar la relación que tengo con los chicos, en ningún otro contexto hubiera dormido tan tranquila rodeada de otras personas, aporta a mi concepto de paz.
Nos levantamos cerca del mediodía, y fuimos a comprar para el almuerzo: pasta. De camino, una mujer sale de un edificio que parecía ser una escuela a ofrecernos locro… claramente compramos una porción, era el día de la patria. Volvimos, almorzamos, charlamos largo sobre política. Descubrí que Tade tiene un acercamiento a ese lado y le interesa, lo valoro.
La política es un ámbito de servicio, no un medio de vida.
Me gusta pensar en lo diferentes que somos con los chicos, a veces nuestros puntos de vista son contrarios… y las conversaciones están basadas en el respeto, la calma, el escuchar al otro. Es increíble.
Terminamos de comer una rica pasta y locro casero para irnos hacia El Calvario, un lugar típico de Tandil. Resulta ser un espacio verde que tiene escaleras para recorrer una puesta en escena magnífica del vía crucis. El día estaba increíble: niebla y frío. Cuanto más alto subías, menos era el campo visual.
A veces la cima nubla la vista.
Caminamos por los distintos estadios de la crucifixión, para llegar a una figura imponente: Jesús en la cruz. Es una escena que nunca voy a olvidar, estábamos los cinco al rededor del monumento, leyendo las placas que centenas de familias depositaron en sus paredes: agradecimiento, pedidos, amor… es increíble lo que logra la religión.
Fue religioso, místico. La niebla le dio un toque único, estábamos en una película y nosotros éramos los protagonistas. Me sentí presente.
Seguimos a Tade para entrar detrás de la sierra, nos topamos con una suerte ¿acantilado? de piedra… era enorme. La inmensidad de lo natural nos hace sentir pequeños, somos eso. Nada mas y nada menos que parte de la madre tierra que nos rodea.
Paramos a apreciar el entorno, me embobé mirando una telaraña que había sido construida en un árbol desnudo por el otoño. Las gotas se veían relucientes contra el cielo. Aprecié lo complejo de su tejido, la estabilidad que mantenía, la forma en que hay especies haciendo cosas increíbles y a veces las pasamos por alto.
Vivir intenso a veces es asombrarnos por lo más pequeño.
Seguimos un camino algo más empinado, a medida que subíamos la sierra, la niebla nos abrazaba más. Resbaloso, maleable, nebuloso, pero calmado, pacifico y reflexivo.
Subimos lo suficiente para llegar a una piedra donde las luces de la ciudad se veían a lo lejos, rompiendo la niebla… nuestro campo visual era de unos 20 metros, niebla y plantas.
Las analogías son un montón, pero me quedo con la sensación de pertenencia que me generó el hecho de “emprender” un camino empinado con personas tan cercanas, creo que si tuviera que elegir un equipo para casi cualquier cosa, serían ellos.
Play long-term games, with long-term people.
Al rato nos dimos cuenta que empezaba a oscurecer, así que decidimos bajar. Fue divertido lo resbaladizo de las piedras, Joaco y Tade se resbalaron (ningún herido), y bajamos un poco trepando, un poco corriendo, un poco en cangrejo, fue increíble. Antes de darnos cuenta, ya nos encontrábamos abajo, volviendo a la ciudad.
Justo un rato antes de subir, creo que Coco había dicho que sería increíble que se largue a llover a la vuelta (si nos agarraba en las rocas, estábamos en un problema). Habíamos bajado a la calle, ya a unas 7 cuadras de lo de Tade y de repente, se largó a llover torrencialmente.
Ahí estábamos los 5, empapados, corriendo abajo de la lluvia. No podía dejar de sonreír, éramos nosotros, estábamos vivos, fue una sensación de plenitud que no puedo explicar. Cuando llegamos a la esquina de lo de Tade, nos dimos un abrazo entre los 5, ¿se puede querer tanto a un conjunto de humanos?
Llegamos a lo de Tade, nos secamos, yo me duché con agua caliente (agradecida de acceder a eso), nos pusimos pijamas y empezamos a charlar. De repente, estábamos brainstormeando ideas de cosas pequeñas que podríamos resolver.
Buscar problemas de nicho
Anoté algunas en el chat de WhatsApp, fue buenísimo. Conversando las ideas se pulen mejor, y tener ojo para ver problemas donde otros no los ven es una habilidad increíble que creo, nos distingue como grupo.
Quedó una idea de un programa para scrappear webs de supermercado y comparar sus precios, así conseguis el mismo dulce de leche pero por 200 pesos menos. Tade y Coco se pusieron a codearlo, la capacidad de Tade es asombrosa. Me hizo acordar a Tomi Ward, tiene la capacidad de sentarse y concretar porque previo a ese momento invirtió horas y horas en volverse muy bueno en una cosa. En sus casos es codeando, lo admiro un montón.
Build specific knowledge.
Cenamos un wok de verduras, acompañado de una buena conversación sobre las ideas y emprender, después los chicos miraron un partido de la NBA, yo me acosté. Me sentí agradecida.
Al día siguiente, nos despertamos más o menos temprano, Julia nos pasaba a buscar al rededor de las 10 AM para ir al Cerro Centinela. Nos preparamos, abrigados porque hacía mucho frío… risas de por medio, nos pasaron a buscar y fuimos para allá. Fue la primera vez que me subí a una aerosilla.
El lugar era increíble, no podía creer lo cerca que estaba de lo de Tade y la ciudad, me hizo acordar a mi provincia… sentí que extrañaba Misiones.
Esta postal es bellísima, la escena me encanta.
Mucha vegetación, era un lugar que antes se utilizaba para minería. Julia nos fue contando un poco de historia, sabe un montón… Primero caminamos un poco por abajo, donde estaba esta piedra.
Hay un mito muy bueno sobre ella, que decía algo así como:
Según la leyenda, Amaike, la hija del cacique de la tribu que habitaba en las Sierras del Tandil, se destacaba por ser una excelente amazona, su habilidad para desplazarse por los cerros y su valentía. Cuando los blancos llegaron para apropiarse de las tierras, ganados y mujeres de su tribu, Amaike ayudó a su gente. Yanquetruz, un bravo que escapó de otra tribu diezmada por el ejército, se enamoró de ella al verla espiando el movimiento del blanco.
Las fuerzas del gobierno se preocuparon tanto por la ayuda de Amaike a su gente que solicitaron refuerzos para atraparla. Amaike logró escapar del fuerte, pero murió ahogada en un manantial en las sierras. Los Dioses de los indios decidieron guardar su espíritu dentro de una roca, de forma tal que el día que resucitara, liberara a Yanquetruz para que pudiera continuar su historia de amor en el cielo de los indios. Hoy, al mirar el Cerro desde lejos, se ve la figura de un centinela que espera pacientemente a su amada.
Me gustó mucho lo mitificada que está la zona, me hizo acordar mucho a Misiones… algo de cultura griega también. Tiene su magia, me encanta.
Después de ver la roca, fuimos para la aerosilla, subí con Santi. La experiencia fue memorable, visto desde arriba parecemos más pequeños…
Al llegar, dimos una vuelta por un sendero de algunos kilómetros que termina en un “vertedero” de agua.
Ver mis botas sobre las hojas, escuchar el viento, los pájaros, como crujía el piso a medida que pasábamos… era simplemente tan apreciable que me emocionaba. Intenté observar tanto como pude.
A la vuelta, Santi y Coco volvieron corriendo. Los demás volvimos en el auto, fui charlando un poco con Julia, y me di cuenta que tenemos un pasado similar: humanidades. Tomamos caminos diferentes, pero ambas fuimos a modelos de ONU y demás, muy linda conversación.
Esa mañana estuvo espectacular, llegamos a lo de Tade y fuimos a comprar unas empanadas -no se si tenía mucha hambre, o si posta estaban increíblemente ricas-. Cuando bajamos, los chicos ya estaban en el parque, habían llegado de correr. Almorzamos con el sol dándonos en la cara, con el pasto bajo los pies, muchas familias al rededor jugando con sus hijos… es linda la energía del pueblo. Creo que quiero algo así para mi vida. Me sentí presente, otra vez.
Después de eso volvimos a lo de Tade, nos abrigamos un poco más y salimos a caminar. Primero fuimos al centro, y recorrimos algunos lugares históricos: la municipalidad y la catedral. Me sorprendí de algo que no había notado antes: en el grupo tenemos una capacidad de observación muy bonita. Estuvimos un rato mirando una obra increíble de vidrio que estaba presente en la municipalidad… detalle a detalle, intentando comprender el significado de los personajes presentes: una mujer con laureles, personas pequeñas con distintos oficios… de un lado unos, de otro lado otros.
Al salir de ahí, entramos a la catedral: energía potente. Nos sentamos a apreciarla, observando cada uno por su lado. Me distraje porque vi un piano, cuando me di cuenta los chicos estaban afuera, así que fui con ellos.
Salimos hacia el dique, de camino compramos un flat white riquísimo, disfruté el café. En el dique hacia especialmente mucho frío… al llegar nos sentamos con Santi en una bajada de pasto a mirar el paisaje. Me sentí en mi hogar, creo que eso es lo que mejor explica lo que siento por él. En un abrazo puede entrar el universo entero, y encuentro eso al lado suyo. De repente el frío no era tan fuerte, los besos hacían que sea más ameno, y el amor tomaba un poco de color en la escena.
Volvimos caminando por una suerte de sendero que desembocaba en un lugar que llaman el fuerte, es un arco enorme de piedra, imponente. Tandil tiene esa esencia de pueblo, con arquitectura algo europea en algunos lugares, místico, de película.
Fuimos hasta el centro, en busca del restaurante donde ibamos a comer. Con Tade volvimos al departamento para buscar más abrigo, lo aprecio demasiado. De camino al depto, fuimos charlando sobre vínculos, sobre como nuestro pasado tan similar hace que tengamos ciertas formas de comunicar, de sentir, de esperar respuesta. Reflexioné sobre el rol de la empatía en el comprender al otro, a veces nos cerramos tanto en como nos gustaría que sean las cosas que nos olvidamos que los demás tienen otra cabeza, sienten, piensan y expresan distinto a nosotros, y eso está bien. Es lo que nos hace diversidad.
A la vuelta charlamos sobre emprender y la academia. Un tema que viene siendo súper recurrente en varias conversaciones, pero esta tuvo un tinte diferente. Tade me dijo algo así como:
No dejar que el vértigo nos haga perder noción de lo que queremos.
Me sentí identificada, las oportunidades aparecen hoy y van a seguir apareciendo. Las referencias importan un montón, y quiero construir mi camino, no seguir exactamente el de otra persona.
La cena estuvo buena, comimos rico, conversamos más. Estuve algo callada, me dediqué a escuchar.
Seguido de eso, fuimos a un bar para cerrar la noche. Al principio no llegué tan predispuesta, estaba pensando en ir a dormir, no me sentí tan presente. Pero después, nos pusimos a hablar con los amigos de Tade… y empecé a entrar en sintonía. El bar tenía una atmósfera singular: rock, música de la que escucho, personajes por doquier, parecía una escena de Friends. De repente, nos pusimos a jugar al pool. Charlé con More, una de las compañeras de Tade, teníamos pasados similares, otra vez congenié. Uno de los chicos se parecía mucho a Mark Zuckerberg, así que lo vamos a recordar así. Por lo que nos contó Tade, es un pibe muy capaz, resaltamos su humildad.
Jugando al pool nos reímos mucho, fue dinámico, algo frenético, mucha gente al rededor. De a poco mi energía social subió y me permití disfrutar. Estaba presente de nuevo. Conocimos al entorno de Tade y lo valoro un montón.
Marquitos nos llevó hasta el depa de Tade, hacía mucho frío pero no importaba: estabamos juntos. Llegamos, ordenamos un poco y nos fuimos a dormir.
Al dia siguiente pegamos la vuelta.
Estoy agradecida por las personas de las que estoy rodeada, por lo fácil que es conectar cuando estás en sintonía. Agradecida por la naturaleza que nos rodea, por la salud que nos permite escalar sierras. Estoy agradecida por el movimiento, que de ahora en más es mi definición de vida.